MICHAEL ROSTOVTZEFF
Rostovtzeff es recordado como el primer
historiador en examinar las economías antiguas en términos de capitalismo y revolución. The
Social and Economic History of the Roman Empire (Historia social y económica
del Imperio Romano)(1926) and Social and Economic History of the
Hellenistic World (Historia social y económica del mundo helenístico)(1941) fueron trabajos pioneros que fijaron la atención de los
historiadores sobre los problemas sociales y económicos globales ocultos hasta
entonces bajo la superficie de los sucesos militares o políticos.
Señala Lapawsky al señalar al
historiador ruso Michael Rostovtzeff que: Por primera vez el sistema de Egipto
fue por decirlo así, codificado; fue coordinado y puesto en marcha como una
maquina bien construida para un propósito especial bien definido y entendido.
No se toleraban arbitrariedades en los agentes del estado, a pesar de que todo
el sistema estaba basado en la fuerza y coacción y muy frecuentemente en la
sola fuerza bruta. Egipto durante el imperio otomano (1520-1566 D.C.)
estableció un régimen "Altamente Perfeccionado" de servicio civil, a
pesar de haber sido concebido como un sistema de castas. Para algunos autores
este sistema representa el primero del cual se tiene conocimiento.
Social and Economic History of the Roman Empire, 1926) la decadencia de
la ciudad antigua es un síntoma más de la decadencia general de la civilización
antigua acaecida durante el Bajo Imperio Romano a raíz de la revolución social
del siglo III, en la que los campesinos / soldados destruyeron las bases
sociales y económicas del período del Principado, esto es, la burguesía urbana.
La argumentación de
Rostovtzeff es tal como sigue. Basándose en datos procedentes de Egipto, el
historiador ruso establece que en el siglo III algunos hechos ilustran el
inicio de la ruina del Imperio provocada por el período conocido como la
Anarquía Militar. La depreciación monetaria unida al aumento de los precios dio
pie a la aparición de una moneda fiduciaria y eso llevó a la inestabilidad de
los salarios. Todo ello provocó una incertidumbre general que frenó las
inversiones y que tuvo como consecuencia una fluctuación de los tipos de
interés con tendencia a la baja. El resultado de este encadenamiento de
factores fue una depresión de la vida comercial, en especial en Occidente donde
los bárbaros devastaron y saquearon las ciudades. A las invasiones hay que
añadir las luchas entre los emperadores que tuvieron consecuencias más
sangrantes para la población, dado que cada nuevo emperador necesitaba recursos
para estabilizar su gobierno y los medios utilizados fueron expeditivos: levas
con coacción, contribuciones forzosas, imposición de trabajos, militarización
de la administración (incluidos los funcionarios municipales).
Las devastaciones y exacciones generalizadas provocaron la
despoblación del Imperio; epidemias, guerras y falta de ganas de vivir (duras
condiciones de vida). La Anarquía Militar del siglo III, pues, tuvo como
consecuencia más funesta la presión constante ejercida por el Estado sobre sus
súbditos y la despoblación provocó una imparable disminución de la producción,
el abandono de tierras, el descuido de obras de irrigación y drenaje, la
autosuficiencia regional, la decadencia industrial y el retorno a la producción
doméstica.
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